Homilía del III Domingo de Pascua, 25 de abril de 2020
Les aseguro queridos hermanos hemos escuchado más de alguna vez que el cristianismo no solo es una doctrina, no solo es un modo de comportarse no solo es cultura, ciertamente el cristianismo es todo esto que yo he dicho pero hay algo más importante y en primer lugar que el cristianismo es encuentro, encontrarse y con quién nos vamos a encontrar, es lo que les pasa a los discípulos de Emaús, una persona cristiana que ha encontrado a Jesús es una persona cristiana que ha encontrado la manera de volverse a encontrar con Él, ciertamente Dios toma la iniciativa ciertamente el cristianismo es encuentro con la persona, el Papa Benedicto XVI dice en Deus Cáritas no se empieza a ser cristiano por una decisión ética, se empieza a ser cristiano por el encuentro con una persona y esa persona es Cristo, desde ahí queridos hermanos hunde la razón de nuestro cristianismo es el encuentro con Jesús, por eso queridos hermanos están importante este tercer domingo de Pascua, donde nos presenta este relato de los discípulos de Emaús, se encuentran con Jesús, y por eso este evangelio se centra en el encuentro que tienen estos discípulos de Emaús con Jesús, es interesante como se va dando el encuentro, es interesante que los discípulos no conocieran a su maestro es como paradójico que no le conocieran porque habían estado con el.
En esos dos discípulos de Emaús posiblemente queridos hermanos nosotros también a veces nos cuesta reconocer a Jesús, nos cuesta reconocer a nuestro maestro, los ojos de estos discípulos están cerrados por esta crisis de fe, queridos hermanos en nuestra vida también hay días de eclipse, en nuestra vida también hay días de crisis, en nuestra vida también hay días grises, hay días oscuros y esto lo tenemos que aceptar y esto queridos hermanos es producto de que por eso es que no reconozcamos al Señor, no lo reconocían, esa crisis de fe la miraban más grande que el reconocimiento de Cristo Jesús, estaban sus corazones, estaban embotados, eran duros se corazón, eran insensatos porque se habían dejado llevar por ese sentimiento de angustia de temor de no saber qué esperar y queridos hermanos esto es lo que posiblemente nos esté pasando en este tiempo, porque le habían acompañado, lo dice el texto que no le reconocían, esto queridos hermanos es un punto importante a reflexionar porque no le reconocen porque aquí detectamos porque aquí hay algo, una crisis de fe, esta crisis de fe queridos hermanos es la crisis de no poder leer; estaban cegados por esa crisis pero porque ¿cual es el problema?. Porque dice el texto nosotros esperábamos no estaban seguros de nada su fe no era consistente, su fe no era fuerte, y aquí queridos hermanos de seguro cuando yo hablo de esta crisis de fe, cuando yo hablo de que no estaban seguros posiblemente nosotros nos podemos sentir retratados, no sabemos que esperar tenemos dudas, no estamos seguros de nada y así nos vamos a encontrar con muchas personas que en estos momentos tienen esta crisis de fe, les cuesta ver a Jesús y por esto es que están pidiendo milagros lo que nos hablaba el evangelio del domingo pasado ver para creer, y la consigna de Jesús, hace ocho era "bienaventurados los que crean sin haber visto".
Hoy queridos hermanos posiblemente estamos como estos discípulos nos cuesta reconocer a Jesús, nos cuesta verle, yo se que esto ha cambiado nuestro estilo de vida, yo se que esta pandemia ha tocado los puntos y los pilares de nuestra vida social de nuestra vida familiar de nuestra vida laboral y de nuestra vida de fe y estamos haciendo las cosas conforme podemos, estamos haciendo las cosas conforme las podemos hacer, pero no podemos quedarnos solo en esta crisis el problema es que si nos quedamos en esta crisis no vamos a reconocer a Jesús en nuestra vida, y vamos a pasar por este problema de estos discípulos de Emaús, es interesante el texto porque fíjense que Lucas con una gran maestría va desarrollando y les fue hablando tal vez en palabras muy populares o un lenguaje coloquial, podríamos decir que Jesús les fue cambiando poco a poco, Cristo no se reveló automáticamente inmediatamente fue un proceso y por eso queridos hermanos les queremos proponer y explicar un poco que el proceso de estos discípulos para que pasaran del desencanto, porque decían "no sabemos que esperar, no tenemos seguridad de nada" como es que desde ese desencanto, de esa crisis de fe, de esa desesperanza, se vuelven después en discípulos que tienen que llevar esta experiencia de Cristo a sus hermanos a los otros discípulos.
Se los resumo en tres partes, la primera parte es. Qué este proceso de encuentro entre Jesús y los discípulos fue primero por medio de la escritura, la escritura va a ser la pieza clave para el encuentro de Jesús con sus discípulos, es la manera en que Cristo accede hacía ellos, tenían desánimo, tenían desesperanza, la esperanza que ellos tenían la hablan enterrado en el sepulcro, iban desanimados, iban tristes desconsolados, pero dice que Jesús se encuentra con ellos y les empieza a explicar las escrituras, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó las escrituras, se las puso en la mesa está lectura queridos hermanos, cristológica desde la perspectiva de la escritura, Lucas transmite exactamente el rito que Jesús instituyó, la eucaristía y la última cena exactamente estás palabras que dijo Jesús en el momento de la institución de la última cena al partir el pan, nosotros entendemos que la eucaristía es el culmen de la vida cristiana nos ha dicho y es ahí donde debe de ir todo nuestro trabajo es ahí donde debemos de poner todas nuestras intenciones es donde debemos de poner aquello que tenemos en nuestro corazón El es quien está cerca El es quien se encuentra con nosotros, hoy pues nos duele no poder celebrar la eucaristía con toda la comunidad, es importante la comunidad y la presencia de Dios "donde dos o más están reunidos en mi nombre ahí estoy todos los días", ahí están los tres puntos claves del encuentro de Jesús con su familia, es el encuentro con Jesús porque es la iglesia y especialmente vamos a vivir nuestra fe en estos tiempos de pandemia, animo queridos hermanos y abramos nuestro corazón al encuentro con Jesús.
(Transcripción de la Homilía realizada durante la Santa Eucaristía del III Domingo de Pascua, 25 de abril de 2020)